Verte y acelerarse el corazón.
Pupila con pupila y echar a temblar.
Mirar y que estés mirando.
Y quitar la mirada a la vez. No se si por verguenza o por timidez. O por las dos cosas.
Pero en el fondo me encanta.
Las verdaderas historias de amor, ni son fáciles, ni vienen solas.
que razón tienes.
ResponderEliminarpero por desgracia(y a mi pesar), tendemos a darles la bienvenida... a las historias de amor digo.
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