Me has decepcionado. Un poquito más si cabe de lo que ya estaba.
Además ha amanecido nublado dentro, aunque no fuera de casa.
Ahí florecían ya los capullos tras la llegada de la primavera. En cambio, una sensación de angustia y decepción (mucha decepción) sumada a un gran revoloteo hormonal han hecho que el despertar no fuese muy agradable.
Y os preguntaréis por qué esa sensación. Pues bien, de amores va la cosa.
Al cabo del día sólo unas poquitas personas han sabido darle su toque de color, que tanto necesitaba una tarde dominguera como la de hoy.
Debería replantearme pensar que cada momento tiene tanto color como tú quieras darle. Pero me cuesta, me cuesta más de lo que creía.
Por ahora, necesito a esas personitas cerca. Y dejar que el día a día se llene de color.
Hasta que mi mente sepa utilizar bien los colores plastidecor, miraré cómo la primavera florece ahí fuera.
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